lunes, 30 de junio de 2008

EUROCOPA 1964 - GOL DE MARCELINO

Ahora que la selección Española acaba de ganar nuevamente la Eurocopa, con un juego preciosista que ha sorprendido al resto del continente y que devuelve la ilusión por el fútbol tras el juego ramplón de Grecia de hace cuatro años, es quizás la oportunidad para recordar la anterior Eurocopa ganada por nuestro país mediante el histórico cabezazo de Marcelino a pase de... ¿Amancio?

El sistema de competición por aquel entonces era por eliminatorias directas a doble partido, hasta las semifinales no se jugaba en el país anfitrión. España logró vencer en las tres eliminatorias que jugó antes de la fase final que se disputaba en España. Logró imponerse pues a Rumanía con la que perdió el único partido de toda la Eurocopa, Irlanda del Norte e Irlanda. En la semifinal a partido único ya en España se impuso a Hungría, clasificándose para jugar la final contra la URSS que se impuso a su vez a Dinamarca.

Esta Eurocopa del 64, primera que ganó España fue la segunda edición del torneo y quien sabe, España tuvo la oportunidad de haber luchado por la primera disputada en Francia si no fuera por el boicot político que en aquel momento impuso Franco a, curiosamente, también la selección rusa, impidiendo el caudillo que entrara dicha seleción a nuestro país para disputar la correspondiente eliminatoria de cuartos por lo que España fue descalificada del torneo. Sin embargo, cuatro años más tarde sí que permitió la entrada a los soviéticos que a la postre jugarían la final con los nuestros, representándose en el terreno de juego el enfrentamiento político existente en aquel entonces entre los dos modos de entender la economía: la occidental-capitalista y la oriental-socialista.

Este hecho hubiera sido el más curioso de esta Eurocopa a no ser por un error provocado durante años por la escasez de los medios audiovisuales que confundieron a los protagonistas de la jugada que culminó con el gol de Marcelino y la postrer victoria española. Aunque la televisión ya existía en nuestro país desde 1956, el medio por aquel entonces predominante seguía siendo el cine, y el noticiario audiovisual de más difusión era el célebre NO-DO que se emitía obligatoriamente antes del pase de cada película. Parece ser que los cámaras de TVE no lograron captar la jugada completa, y montaron una subida por la banda de Amancio con el remate de Marcelino, pero realmente, el pase desde la derecha no fue de Amancio sino de Chus Pereda.

En el siguiente video donde queda recogida toda la historia con las declaraciones de los protagonistas y la magnífica recuperación de la jugada completa queda patente que, no sólo el juego de la selección española es preciosista hoy en día, sino que, como se puede comprobar en las imágenes recuperadas, el regate previo de Chus Pereda (cola de vaca) no tiene nada que envidiar a los jugones de hoy.


miércoles, 25 de junio de 2008

A VUESTROS CUERPOS DISPERSOS

Escrita por Philip José Farmer y ganadora del premigo Hugo en 1971, es una de esas novelas que siempre aparece recomendada en todas las listas que surgen sobre las mejores novelas de ciencia ficción, a pesar de ello, en cada ocasión en la que tuve la oportunidad de adquirirla entre libros de viejo desestimé su compra porque no me atraía en principio el resumen que se hacía de la misma, en el que se deja entrever que su argumento girará en torno a dos cuestiones no por trascendentales menos trilladas en la literatura cifi: ¿quienes somos? y ¿hacia donde nos dirigimos?:

Todos los que han vivido alguna vez en la Tierra resucitan en cuerpos sanos, jóvenes y fuertes, en un mundo desconocido surcado por un río. Alguien les provee de comida de forma milagrosa, pero no obtienen respuestas sobre el significado de esta extraña vida después de la muerte. Millones de personas de todas las épocas de la Historia y de todos los lugares de la Tierra deben empezar de nuevo. Será Richard Francis Burton quien se embarque en una increible aventura en la que, al igual que durante su vida en la Tierra trató de hallar las fuentes del Nilo, buscará los límites del nuevo mundo y de sus misteriosos benefactores navegando río arriba.


Sin embargo, una nueva edición por La Factoría de Ideas en su colección Solaris incluía en la portada un elogio literario, aunque en esta ocasión no de la prensa escrita, sino de la prensa cibernética. El elogio lo firma Francisco Javier Vidiella, un colaborador de la otrora popular y ya desaparecida Cyberdark.net:

Si la ciencia ficción es literatura de ideas, aquella en la que se basa "A nuestros cuerpos dispersos" merece sin duda estar entre las diez mejores que ha dado el género en toda su historia.

Ese simple apunte recordatorio de la vieja Cyberdark fue el que me llevó a adquirirlo, aunque si he de ser sincero, no esperaba que el autor resolviera las grandes cuestiones que planteaba ¿alguno lo hace?

La novela comienza con bastante fuerza y posibilidades. El planteamiento de cuerpos resucitados de distintas épocas, el otorgar una segunda oportunidad a todos cuantos han fallecido alguna vez sobre la faz de la Tierra, ofrece la posibilidad de ir explorando las vidas de innumerables personajes famosos y sus interrelaciones, sin embargo, el autor abandona rápidamente la nómina de personajes ilustres para centrarse casi exclusivamente en Richard Francis Burton y un grupo reducido en el que sorprende por lo políticamente incorrecto la importancia de Goering. A mi parecer se desaprovecha la oportunidad de ir incorporando personalidades del ámbito político: Napoleón, Julio César, Ho Chi Minh, Carlomagno...; religioso: Jesucristo, Mahoma, Budha...; artístico: Mozart, Velázquez, Cervantes, Shakespeare...; de los descubrimientos: Magallanes, Marco Polo, James Cook...; de la ciencia: Einstein, Newton, Aristóteles...; ... la nómina sería interminable, y las historias que se podrían contar, reinventando la historia misma con los anonimatos de los otrora famosos y por contra, el engrandecimiento de los anónimos de antes hubiese sido tremendamente adictiva.

Philip J. Farmer parece no tener en mente esas ideas no desviándose mucho con las posibles historias que pudiera pergeñar con tan considerable lista de posibles personajes, y rápidamente establece las bases de su historia por medio de los pensamientos del protagonista, en los que niega la religión como verdad absoluta:

Fue entonces cuando Burton estuvo seguro de que aquel día de la resurrección no era ninguno de los que habían profetizado cualquiera de las religiones. Burton no había creído en el Dios de los cristianos, musulmanes, hindúes o de ninguna fe. De hecho, no estaba muy seguro de creer en ningún Creador. Había creído en Richard Francis Burton y en unos pocos amigos. Estaba seguro de que, cuando muriese, el mundo dejaría de existir.


Para a continuación, burlarse ridiculizando la religión por medio de las reacciones de unos personajes anónimos que al cruzarse con el protagonista, extrañados por su desnudez y completa falta de pelo exclaman:

Una mujer pasó junto a ellos, murmurando una y otra vez, en alemán:
-¡Dios mío! ¿Qué he hecho para ofenderte?
Un hombre con ambos puños apretados y alzados a la altura de sus hombros gritaba en yiddish:
-¡Mi barba! ¡Mi barba!
Otro hombre estaba señalando sus genitales y diciendo en esloveno:
-¡Me han convertido en judío! ¡En judío! ¿Creen que...? ¡No, no puede ser!
Burton sonrió salvajemente y dijo:
-No se le ocurre que quizá lo hayan convertido en mahometano, o en aborigen australiano, o en antiguo egipcio, pues todos ellos practicaban la circuncisión.


Sin embargo, el pensamiento ateo, incluso el agnóstico es tremendamente duro. Es mucho más reconfortante y sencillo tener alguna creencia y poner un muro ante el que no poder seguir avanzando en esa línea de pensamiento suicida en la que no somos más que polvo de estrellas sin razón de continuidad. Por ello, unas pocas páginas más adelante, Farmer pone de nuevo en boca de Burton:

He sido agnóstico desde que tenía catorce años de edad, y morí como tal a la edad de noventa, aunque entonces estaba pensando en llamar a un sacerdote. Pero el niñito que se aterra ante la idea del Dios padre, el fuego del infierno y la condena eterna aún sigue aquí dentro, dentro del viejo, o del joven alzado de entre los muertos.


Ya tiene la excusa para iniciar la búsqueda, porque de no existir nada al final ¿qué sentido tiene preocuparse? ¿qué sentido tiene la vida?. El destino de la humanidad queda así establecido, mientras haya algún misterio que resolver, algún interrogante que plantear, nuestra existencia estará justificada, la vida cobrará sentido mientras exista una meta que alcanzar. A partir de ese momento, Burton decide construir un barco e iniciar la búsqueda de las fuentes del Río sobre el que se apelotonan las almas de cuantos han sido, no es sino la búsqueda de la verdad, de nuestros orígenes, la razón de nuestra existencia la que se esconde en las páginas de esta novela.

Lamentablemente la historia termina brúscamente, esta novela no es más que la primera parte, la introducción de una larga saga (5 novelas) que, me temo, me va a resultar tremendamente difícil conseguir (la última edición en castellano de su continuación es de 1983), y aunque parezca contradictorio, sorprendentemente satisfactorio a su vez porque ese empeño en reunir la saga completa en mi biblioteca va a convertirse en mi búsqueda particular, cual Parsifal buscando su Santo Grial entre, de nuevo, los polvos y las alergias de los libros perdidos en los anaqueles de las librerías de lance.

Continuará, espero....


30 de junio de 2008 - Conseguidos tres de cuatro, sigo buscando.




sábado, 14 de junio de 2008

SEÑAL DE TRÁFICO

En el número 190 de la revista Tráfico y Seguridad Vial que publica la Dirección General de Tráfico y que se puede consultar en el siguiente enlace, en la sección de cartas de los lectores, aparece esta curiosa fotografía remitida por Jesús Sanz Yrazu junto a la que incluye estas palabras:

¿Quién dice que estamos en un Estado laico? ¿Quién afirma que hay separación de poderes entre el Estado y la Iglesia? ¿Quién, todavía, puede manifestar que la Iglesia no es un poder fáctico? Bueno, ahora en serio, os envío una foto de la señal de prohibido estacionar que está detrás de la iglesia en la localidad de La Guancha, en Tenerife, y que tiene 'miga'...

Parece una reminiscencia de la España más negra y profunda, sin embargo, el Ayuntamiento está gobernado por 8 miembros (aunque atendiendo a los dictados de la Ministra de Igualdad quizá debiera decir miembros y miembras) de CC - PNC, completando la corporación municipal 4 más del PSOE, sin presencia por tanto de partidos de derecha.

O bien el partido que gobierna la localidad, de índole nacionalista lo es también de talante conservador, lo que justificaría la protección municipal al párroco local, o bien, la parroquia puede que abone religiosamente la plaza de parking para su párroco titular (aunque me gustaría ver como se ponen de acuerdo la ambulancia, la policía y el párroco para compartir dicha plaza). Sea de una u otra manera, no deja de ser una señal curiosa, propia de la celtiberia de más raigambre.

domingo, 8 de junio de 2008

SIPAN - Domingo 1 de junio de 2008

Que la vida gire en círculos no es nada nuevo, el continuo ascenso-descenso nos hace regresar a situaciones ya vividas con anterioridad. En algo así se basa la teoría budista de la rueda de la vida.

Sin embargo, todo ello no son más que casualidades, coincidencias en el tiempo, porque ya nada es lo mismo. Podemos vivir situaciones parecidas, casi idénticas, pero nuestro bagaje es mayor, a pesar de que no hayamos evolucionado nada con el transcurso de los días.

Uno de esos déjà vu lo reviví hace unos días en la Puerta del Sol de Madrid. Unos años antes, también en domingo y recién llegado a la capital, ante la perspectiva de una semana enfrentándome a la soledad del viajero que tan bien representara Edward Hopper en "Habitación de Hotel" de 1931; me encontraba terriblemente deprimido cuando llegaron a mis oídos los acordes de "Hotel California" de The Eagles tocadas con aires andinos (flautas de pan, palos de lluvia, charangos, ...). Aguardé junto a aquellos músicos callejeros hasta que agotaron su repertorio de versiones de grandes éxitos, se hacían llamar Sipan.

Hoy mismo he vuelto a toparme con ellos y, además, del mismo modo, a través del viento que transportaba sus melodías, al salir de un bar de bocadillos de calamares. No lograba divisarlos y es que la Puerta del Sol sigue enclaustrada tras las vallas de las sempiternas obras de Renfe, pero me dejé llevar por los acortes hasta que me di de bruces con ellos, porque eran básicamente la misma formación, si bien, con alguna modificación en sus componentes y, probablemente, resignados ya a su situación de músicos de la calle que no les pude apreciar la primera vez.

Conseguí grabarles unos segundos ante las puertas del añejo establecimiento "La Mallorquina" donde probé una de las mejores napolitanas de chocolate que he podido degustar y me reencontré con el sabor de los roscos tontos de mi infancia. Dejo ese pequeño vídeo como prueba de todo lo dicho, y la versión que grabaron del tema principal de la película "El último mohicano". Fantásticos.