El presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha saltado a la palestra por habérsele trabucado la lengua mientras pronunciaba un discurso ante la visita de su homónimo ruso Dmitri Medvédev. El subconsciente le ha jugado una mala pasada al sustituir la palabra "apoyar" por "follar", curiosa asociación de ideas cuando estaba hablando del aumento del turismo español en Rusia ¿quizá pensaba en alguna tenista rusa mientras pronunciaba su declaración?
Este lapsus linguae viene al pelo para hablar de otro político famoso por sus gazapos: Joan Pich i Pon (1878-1937). Político catalán que llegó a ser alcalde de Barcelona durante unos meses de 1935,
además de concejal de dicho ayuntamiento en varias ocasiones, diputado provincial, senador, diputado a Cortes y gobernador general interino de Cataluña. Tan numerosos fueron sus disparates que sus apellidos han creado una denominación coloquial para ellos: piquiponadas o piquiponianas, aunque todavía no es un término aceptado por la RAE.
La causa de tantos dislates se encuentra en su origen humilde, Joan Pich i Pon fue un industrial de la electricidad, que consiguió fundar una pequeña fortuna que le permitió entrar en política y a pesar de su escasa cultura, ser propietario de varios periódicos. Es preciso reconocer que no todos los que se le achacaron en su momento fueron de su propia cosecha, ya que abundaban las frases espurias, incentivadas por semanarios catalanes como "Mirador" y "El Be Negre", que en el caso de este último, se pagaban a tres pesetas a quien aportara alguna, según declaró en sus memorias el escritor Avel-lí Artís-Gener (Tísner).
Como piquiponada original y acreditada se encuentra la que cometió en un discurso contra la inmigración: “lo necesario es que cada uno viviera (sic) en nuestra propia tierra. Entonces segurament comenzaríamos a estar bien. Los franceses, en Francia; los ingleses, en Inglaterra; los murcianos, en Murcia; los belgas, en Belgrado”...
Como piquiponadas falsas que fueron divulgadas como suyas tenemos algunas perlas, como la que en una inauguración en la que se encontraba blandiendo una espada, dicen que llegó a decir: "¿A que parezco un radiador romano?" por gladiador; o aquella otra dicha durante un verano caluroso: "Este calor es impropio de estos días. Parece que hayamos entrado en plena calígula." por canícula; o durante una de sus sesiones municipales: "Ahora con la agua cloroformizada, ya no habrá peligro de nada..." por clorada.
Son muchas, éstas que siguen posiblemente más creíbles teniendo en cuenta su habla campechana. En una ocasión al ir a presentar a un conferenciante dicen que pronunció: "Bueno, no soy yo quien ha venido a molestarles...", y esta otra en un mítin: "Ahora hará uso de la palabra el joven Pepe Ulled, que no tiene más aspiración que morir de un tiro en la cabeza defendiendo una barricada." Eran otros tiempos aquellos del primer tercio del siglo XX en España, con numerosos partidos de corte radical. He encontrado referencias a Pepe y Rafael Ulled, miembros del partido de Lerroux en el que también militó Joan Pich i Pon, lo que otorga mayor credibilidad a la anécdota.
Para finalizar, otra frase presumiblemente apócrifa también, pero que le viene al pelo debido a sus opiniones contra el clero. Durante un entierro civil se cuenta que llegó a pronunciar: "Llegará un día en que los entierros se harán sin curas y sin difunto..." ¡Gran avance para la época! No sólo logra suprimir la religión de un plumazo, sino que no se queda ahí y consigue la inmortalidad ya que no habría difuntos que llevar a enterrar. Con expresiones como esta última no es de extrañar que fuera elegido varias veces como representante público por sus coetáneos.
Fuentes:
www.verbalia.com
www.mensa.com
Este lapsus linguae viene al pelo para hablar de otro político famoso por sus gazapos: Joan Pich i Pon (1878-1937). Político catalán que llegó a ser alcalde de Barcelona durante unos meses de 1935,

La causa de tantos dislates se encuentra en su origen humilde, Joan Pich i Pon fue un industrial de la electricidad, que consiguió fundar una pequeña fortuna que le permitió entrar en política y a pesar de su escasa cultura, ser propietario de varios periódicos. Es preciso reconocer que no todos los que se le achacaron en su momento fueron de su propia cosecha, ya que abundaban las frases espurias, incentivadas por semanarios catalanes como "Mirador" y "El Be Negre", que en el caso de este último, se pagaban a tres pesetas a quien aportara alguna, según declaró en sus memorias el escritor Avel-lí Artís-Gener (Tísner).
Como piquiponada original y acreditada se encuentra la que cometió en un discurso contra la inmigración: “lo necesario es que cada uno viviera (sic) en nuestra propia tierra. Entonces segurament comenzaríamos a estar bien. Los franceses, en Francia; los ingleses, en Inglaterra; los murcianos, en Murcia; los belgas, en Belgrado”...
Como piquiponadas falsas que fueron divulgadas como suyas tenemos algunas perlas, como la que en una inauguración en la que se encontraba blandiendo una espada, dicen que llegó a decir: "¿A que parezco un radiador romano?" por gladiador; o aquella otra dicha durante un verano caluroso: "Este calor es impropio de estos días. Parece que hayamos entrado en plena calígula." por canícula; o durante una de sus sesiones municipales: "Ahora con la agua cloroformizada, ya no habrá peligro de nada..." por clorada.
Son muchas, éstas que siguen posiblemente más creíbles teniendo en cuenta su habla campechana. En una ocasión al ir a presentar a un conferenciante dicen que pronunció: "Bueno, no soy yo quien ha venido a molestarles...", y esta otra en un mítin: "Ahora hará uso de la palabra el joven Pepe Ulled, que no tiene más aspiración que morir de un tiro en la cabeza defendiendo una barricada." Eran otros tiempos aquellos del primer tercio del siglo XX en España, con numerosos partidos de corte radical. He encontrado referencias a Pepe y Rafael Ulled, miembros del partido de Lerroux en el que también militó Joan Pich i Pon, lo que otorga mayor credibilidad a la anécdota.
Para finalizar, otra frase presumiblemente apócrifa también, pero que le viene al pelo debido a sus opiniones contra el clero. Durante un entierro civil se cuenta que llegó a pronunciar: "Llegará un día en que los entierros se harán sin curas y sin difunto..." ¡Gran avance para la época! No sólo logra suprimir la religión de un plumazo, sino que no se queda ahí y consigue la inmortalidad ya que no habría difuntos que llevar a enterrar. Con expresiones como esta última no es de extrañar que fuera elegido varias veces como representante público por sus coetáneos.
Fuentes:
www.verbalia.com
www.mensa.com